La pelea por la ciberseguridad entre China y Estados Unidos

 
 

La pelea por la ciberseguridad entre China y Estados Unidos

La ciberseguridad ha sido un tema crítico desde el nacimiento de Internet. A lo largo de los años, Internet se ha desarrollado enormemente, pasando de sólo docenas de dispositivos de red en los años 80 a aproximadamente 5.000 millones de internautas en la actualidad. Con ello, el concepto de ciberseguridad ha evolucionado constantemente, desde los virus informáticos, los correos basura y los ataques de denegación de servicio distribuidos al principio, hasta retos más complicados como el ciberfraude, el ransomware, el dragado de datos y las amenazas persistentes avanzadas.

Las tecnologías emergentes, como la inteligencia artificial, el 5G, la computación cuántica y el internet de las cosas en los últimos años han ampliado el alcance, y también las connotaciones, de la ciberseguridad. Además, han dado lugar a un aumento de las tensiones entre las dos mayores economías del mundo.

El enfrentamiento en el ciberespacio ha tenido repercusiones, no sólo en las relaciones bilaterales, sino en las operaciones de las empresas tecnológicas. Varios gigantes tecnológicos, como TikTok y WeChat, han sido sancionados. Otras empresas de IoT centradas en nichos de mercado, como Tuya, también se enfrentan a más desafíos.

Según el informe sobre la seguridad global del IoT en 2022, publicado por el Centro de Investigación para la Gobernanza del Ciberespacio Global de los Institutos de Estudios Internacionales de Shanghái, con PSA Certified y la Alianza ioXt de California, los problemas de ciberseguridad están ejerciendo un mayor impacto en toda la industria de Internet, y las empresas de IoT de todo el mundo están sometidas a una presión cada vez mayor no solo en el ámbito tecnológico, sino también en el político.

En este contexto, las cuestiones de ciberseguridad se han ampliado y han enredado a Pekín y Washington. En los primeros tiempos, la tecnología era lo principal, y la cooperación era la corriente principal, con ambos países colaborando en la creación de respuestas a emergencias informáticas y en la prevención de ataques de virus. Avancemos rápidamente hasta la era de Barack Obama: La ciberseguridad encabezaba la agenda de la mayoría de los diálogos bilaterales de alto nivel.

Desde entonces, las disputas por la ciberseguridad se han recrudecido entre China y Estados Unidos. Las dos naciones han pasado por muchas cosas: Inauguraron un grupo de trabajo conjunto sobre ciberseguridad; Estados Unidos acusó a oficiales militares chinos de espionaje cibernético; ambos llegaron a acuerdos sobre ciberseguridad y establecieron el Diálogo sobre Aplicación de la Ley y Ciberseguridad entre Estados Unidos y China; Estados Unidos acusó a China de interferir en sus elecciones presidenciales, lo que China negó; Estados Unidos acusó a presuntos piratas informáticos de China... y así sucesivamente.

Poco a poco, la ciberseguridad ha ido ascendiendo hasta convertirse en uno de los temas más controvertidos de las relaciones entre China y Estados Unidos, uno de gran prioridad y con amplias repercusiones.

Entonces, ¿cuál es la esencia de la disputa sobre ciberseguridad entre las dos mayores economías del mundo?

Por un lado, la ciberseguridad, un campo enorme, se compone de muchas cuestiones específicas. En los últimos años, Washington ha concedido una enorme importancia al robo de secretos comerciales, la seguridad de los datos, la desinformación, la seguridad de la cadena de suministro, las reglas y normas, las operaciones cibernéticas, etc. Estas cuestiones están interconectadas y se superponen, e implican a diversos sectores gubernamentales, a las empresas y al público. Esto ayuda a explicar por qué los diálogos sobre ciberseguridad son escasos.

Por otro lado, hay algo oculto, subyacente a todas las cuestiones específicas: la correlación entre la ciberseguridad y las estrategias de seguridad nacional. La importancia de la ciberseguridad, como ámbito emergente, ha sido subestimada durante mucho tiempo. Objetivamente hablando, equivale a una estrategia nacional en el ciberespacio; sin embargo, muchos carecen de una comprensión suficiente de la misma, a pesar de los repetidos llamamientos de personas con conocimientos que señalan su importancia estratégica. Estas diferencias son frecuentes en la opinión pública e incluso en los círculos oficiales.

Si Pekín y Washington no consiguen llegar a un consenso en el reconocimiento de la importancia estratégica de la ciberseguridad, la mayoría de las cuestiones específicas mencionadas anteriormente seguirán sin resolverse.

En retrospectiva, hubo una vez una historia de éxito digna de mención. En 2015, Meng Jianzhu, que era secretario de la Comisión Central de Asuntos Políticos y Jurídicos del Partido Comunista Chino, encabezó una delegación que viajó a Estados Unidos para reunirse con representantes de los departamentos de Justicia, Estado y Seguridad Nacional de Estados Unidos sobre ciberseguridad y otras cuestiones. Coincidieron en seis puntos clave para estabilizar los lazos entre China y Estados Unidos.

Sin embargo, el diálogo tuvo un defecto, ya que no logró mejorar las conversaciones de alto nivel entre los ejércitos chino y estadounidense. Esto requiere una autorización desde arriba, un mecanismo de diálogo integral, un acuerdo básico en materia de ciberinteligencia militar y una dedicación continua a la gestión de crisis. Eso es casi imposible en vista de la actual contienda entre China y Estados Unidos. Por lo tanto, los dos países tienen que hacer ajustes en sus mecanismos de diálogo, empezando por establecer objetivos alcanzables, mejorar la profesionalidad de los diálogos, mantener la comunicación diaria y promover la confianza mutua.

Se necesitan objetivos finitos y factibles para evitar centrarse en problemas demasiado grandes. A continuación, hay que promover la profesionalidad de estos diálogos eligiendo los temas adecuados, preparándose a fondo y estableciendo objetivos alcanzables. Por último, es esencial mantener la comunicación sin dejarse influir por el entorno político. Al final, ambas partes deben tener confianza en los diálogos y abstenerse de cualquier comportamiento que pueda romperla. De este modo, los diálogos serán más pragmáticos y facilitarán que ambas partes lleguen a un consenso.

Las industrias relacionadas, las organizaciones tecnológicas y los grupos de reflexión deben realizar esfuerzos concertados para gestionar las divisiones en materia de ciberseguridad entre China y EE.UU. El Informe sobre la Seguridad Global de la IO 2022 propone 12 iniciativas en este sentido. Son de crucial importancia para salvaguardar la ciberseguridad de China y Estados Unidos, así como la del mundo.